¡Llegaron los amigos!





Por fin llegaron los amigos, llegaron con la albahaca, el manchego, la receta; una botella, un abrazo, la alegría. 




Manos a la obra, una broma, un cuento, una nueva fantasía.
El fuego a punto. El pan y la cebolla, los tomates y la oliva.
Aroma a fruta, viajes y futuro.  ¡Llegaron los amigos!
Sus miradas y  palabras que animan las estrellas, sueños para todos.


Los minutos se funden con la risa;
Aguacero en el verano.
Un empeño, una ilusión, 
un camino se comparte. ¡Bien por esa! ¡Un brindis por la mesa! ¡Llegaron los amigos!

La música ilumina, 
los recuerdos se construyen, ¿Postre, vino, agua? 
Un nuevo abrazo, retoman sus caminos,  una nueva despedida, 
Promesa de otro encuentro, no olvides la receta… 

¡Llegaron los amigos!

Una tarde solitaria

Una Tarde Solitaria


Quarter past seven by Tomi Beskounik
  
El reloj de la cocina va a su propio ritmo, una tarde solitaria escuché su corazón moverse con esfuerzo. Casi imperceptible fue su decisión de quedarse con el tiempo. 



Como bailarina de puntillas practica sus posturas sin asomo de cordura. Yo lo observo desde lejos. Sus zapatillas media punta se grabaron en mi mente. 





Otros miembros del equipo han decidido detenerse. En la Catedral y esquinas coloniales se quedaron en silencio. Transeúntes y locales parecen algo inmunes, escuchan las noticias o corren a una cita cancelada.

Los amigos me recuerdan que el reloj de la cocina va a su propio ritmo, yo sonrío.    

No está mal creer son las nueve cuando ya el otoño advierte su llegada.



Serie La pluma sobre mi mesa



La pluma y mi mano



La pluma sobre mi mesa empezó a inquietarse desde hace ya varias semanas, 
se sentía perdida. Se veía irritada, perturbada.  
Nerviosa como quien espera, de pie bajo la lluvia, que algún viejo amor se anime a aparecer como un rayo de luna.


Wanderlust desk by Pedro Paredes
 
 
Mi mano no es su viejo amor, 
es su único amor, o eso quiere creer ella... 
mi mano.  
No se han encontrado en semanas y ella se desvela. 
La pluma sobre mi mesa busca una cita, 
teme el olvido, 
le asusta que el viento inexorable de las horas y los días la arrastre a un tazón sin piel y sin recuerdos. 



La pluma sobre mi mesa se ha encontrado con su amada. Es amor correspondido.

Souviens by Carmen Sisson