Una tarde solitaria

Una Tarde Solitaria


Quarter past seven by Tomi Beskounik
  
El reloj de la cocina va a su propio ritmo, una tarde solitaria escuché su corazón moverse con esfuerzo. Casi imperceptible fue su decisión de quedarse con el tiempo. 



Como bailarina de puntillas practica sus posturas sin asomo de cordura. Yo lo observo desde lejos. Sus zapatillas media punta se grabaron en mi mente. 





Otros miembros del equipo han decidido detenerse. En la Catedral y esquinas coloniales se quedaron en silencio. Transeúntes y locales parecen algo inmunes, escuchan las noticias o corren a una cita cancelada.

Los amigos me recuerdan que el reloj de la cocina va a su propio ritmo, yo sonrío.    

No está mal creer son las nueve cuando ya el otoño advierte su llegada.