Un retrato en sepia, voces y castaños.



Un año lloviendo. ManuelOrero

Ella sin sonrisa ni atisbo de imprudencia
manos al regazo, ligera inclinación de la cabeza
labios bien sellados, cabello recogido,
lejana la mirada… Carácter de una dama.
¿Qué pasa por su mente?
 ¿Qué sueños, qué parajes anheló en sus noches blancas?

Traje largo, encaje al cuello,
collar de perlas acompañan a la argolla que se muestra muy discreta,
sello de serio compromiso.
Fin del primer plano.



Atrás él,  vestido en paño,  corbata,
Sombrero bien puesto y bien lucido,
Botas altas y actitud de yo me atrevo,
Mira al lente ojos negros bien profundos
Mientras, ella, ella aleja su mirada ¿a un cielo inalcanzado?
Siento su suspiro, el suspiro de una tarde ya marchita. 

Me gustaría que volteara su cabeza
Encontrara mi mirada, abriera por segundos
sus labios, compartiera su sonrisa y me contara
qué se fragua en la mente de una chica de esos tiempos
con instrucción en bordado, canto y poesía… 
a cargo de aquello llamado pax doméstica,
refugio que él espera,
abrigo que resguarda a la familia de tormentas y tornados.



Me acerco un poco más, la abuela está a la escucha,
Espera mi respuesta…
su mirada es al futuro, soy  su cielo ya alcanzado.
¿Qué sueños, fantasías descubres cada día? Me pregunta.
Se discreta, fuerte y afectuosa, alimenta tu carácter,
el carácter de una dama.
Su silencio es aparente, abuela en sepia, ocres y castaños.


Happy photographer Dimitry Wyshynskij

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Un abrazo, Olga